Óscar León Cardona, propietario de los colchones en La Virginia, aclaró ante la Personería Municipal que la alcaldía no era los dueños de los colchones y que no se han perdido porque se alcanzaron a secar.
Hace pocos meses en La Virginia un ciudadano llamado Oscar León Cardona, decidió entregar a los damnificados por el invierno unos colchones tradicionales con el fin de mitigar el momento difícil por el que atravesaban los virginianos residentes cercanos a las riveras de los ríos Cauca y Risaralda.
En menos de dos días después de realizadas las entregas de estos elementos el señor Cardona se enteró que los colchones que estaba entregando con el acompañamiento de la alcaldía, la cual fue pedida por él, estaban siendo vendidos por los damnificados que fueron favorecidos con esta ayuda, lo cual lo llevó a suspender la entrega, como lo confirman sus palabras en su declaración a la Personería Municipal.
“Quise hacer unas ayudas consistentes en la entrega de unos colchones para beneficiar a los damnificados por el invierno en La Virginia y como yo estaba utilizando la bodega del Centro de Acopio para guardar materiales de mejoramiento de vivienda que ejecutaba, entonces fueron guardados allí, inicié la entrega con la colaboración del Doctor Germán Gómez (funcionario de la alcaldía), y al notar que la gente los estaba negociando muy cerca de allí, decidí guardar los colchones que quedaban, suspendiendo las entregas de estas ayudas” reza el documento.
Y aunque los colchones eran de su propiedad y no del municipio como él lo aclaró, reconoce que el hecho que se hayan mojado algunos de ellos no fue por irresponsabilidad.
“Luego me enteré que la bodega se había inundado y se habían mojado 17 de los colchones, dado que yo no tenía para esa época vigilancia en dicho sitio, al inundarse la bodega no había quién me moviera esos colchones y la herramienta que allí tengo, además para esos días el río creció sin que se observaran lluvias fuertes en la región” dice el oficio.
Aclaró que la mayoría de los colchones no se perdieron ya que se alcanzaron a secar y se encuentran en buen estado para su uso.
“Para mí fue muy triste ver como la gente de una necesidad hacen una fiesta, pues más se demoraban en recibir la ayuda que venderla, eso indigna a cualquier persona que quiere ayudar a la gente damnificada”.
Igualmente aclaró que los dineros que fueron invertidos para la compra de los mismos fue de su presupuesto personal y no de la administración.
“Los dineros con los cuales compré dichos colchones hacían parte de mi propio patrimonio económico”.
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